Jhon Ataucusi, nació el 12 de agosto de 1998 en Huamanga, es un destacado artista y artesano del retablo ayacuchano, cuyo trabajo se distingue por su profunda temática social y su compromiso con la memoria histórica de su región.

Desde temprana edad, Jhon demostró un interés particular por el arte y la artesanía, influenciado por el legado de su padre, Silvestre Ataucusi. Observando y aprendiendo de su padre, Jhon adquirió las habilidades fundamentales para la elaboración de los pequeños personajes y escenas que caracterizan a los retablos ayacuchanos.

Su enfoque artístico se ha centrado en representar las realidades sociales y los acontecimientos históricos que marcaron a su comunidad, especialmente durante la violenta época de conflicto político en Ayacucho durante las décadas de 1980 y 1990. Una de sus obras más destacadas, titulada "Angélica", aborda el dolor y la tragedia de una mujer víctima de abusos por parte de militares durante aquellos años turbulentos, cuya vida se vio aún más devastada por la desaparición de su esposo e hijo. Esta historia conmovedora inspiró a Jhon a crear un retablo que captura la esencia de la tragedia y la pérdida que experimentó esta mujer, y que fue exhibido en una importante exposición en el año 2017.

Además de su talento artístico, Jhon ha complementado su formación con estudios en negocios internacionales y administración, lo que le ha permitido gestionar eficazmente el negocio familiar relacionado con la artesanía. También ha profundizado sus conocimientos en artes plásticas, investigando sobre la paleta cromática y los elementos simbólicos que caracterizan al arte del retablo ayacuchano, tomando como referencia a maestros como Florentino Jiménez, mentor de su padre.

Entre sus logros más destacados se encuentra su participación y segundo lugar en el concurso de Diseño e Innovación organizado por el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo del Perú, lo que le brindó la oportunidad de viajar y conocer diferentes ciudades de su país.

Como aspiración futura, Jhon se propone valorizar el retablo como un ícono cultural de Ayacucho, buscando convertir su ciudad en el epicentro de esta forma de arte. Su compromiso con la preservación de la memoria histórica y su dedicación al enriquecimiento cultural de su comunidad lo perfilan como un destacado representante del arte y la artesanía ayacuchana.