Dedicación y resiliencia Nicolaza Ataucusi.
Nicolaza Ataucusi Quispe, nació el 6 de febrero de 1972 en Allpaurquna, distrito de Vinchos. Ella es una destacada artesana del retablo ayacuchano, cuya vida y obra están marcadas por una profunda conexión con su familia y un compromiso inquebrantable con su arte y su comunidad.
Nicolaza, la menor de ocho hermanos, creció en un entorno familiar donde aprendió el valor del trabajo duro y la importancia de los lazos familiares. Tuvo una relación muy especial con su padre, Rafael Ataucusi Curihuamán, quien le transmitió no solo habilidades prácticas como la cocina, sino también valores de dedicación y afecto. La pérdida de su padre en 2001 debido a una enfermedad marcó un punto de inflexión en su vida, pero el legado de amor y enseñanzas perduraría en su corazón.
A los 16 años, Nicolaza conoció a su futuro esposo, Silvestre Ataucusi, mientras ambos asistían al colegio Melitón Carbajal. A pesar de venir de un entorno modesto en el barrio de Pilacucho, Nicolaza y Silvestre encontraron un amor que los llevaría a unir sus destinos para siempre. En los primeros años de su matrimonio, enfrentaron dificultades económicas, ya que el trabajo de Silvestre como artesano del retablo aún no era rentable. Ante esta situación, Nicolaza demostró su ingenio y determinación al llevar los retablos a ferias y exposiciones, explicando personalmente a los compradores el proceso de elaboración de estas obras de arte. Así aprendió a elaborar retablos ella misma, utilizando recursos simples como pigmentos de anilina y latas de conserva de pescado.
Una anécdota revela la determinación y el espíritu emprendedor de Nicolaza. Durante años, Silvestre trabajó en secreto en un terreno que finalmente se convertiría en el taller y museo de la Casa del Retablo. Cuando Nicolaza confrontó a su esposo sobre sus misteriosas ausencias, él reveló su visión de un futuro próspero para su familia en ese lugar. Sus palabras se hicieron realidad cuando, en 2001, se trasladaron al taller, cumpliendo la promesa de Silvestre de que este sería el lugar donde encontrarían estabilidad económica.
Además de su dedicación al arte del retablo, Nicolaza se enorgullece del éxito profesional de sus hijos, quienes lograron superarse académicamente. Considera que el crecimiento del taller y su museo es un testimonio del trabajo arduo y la visión de futuro que compartió con su esposo. Su vida es un ejemplo de resiliencia, creatividad y amor por la tradición cultural de Ayacucho, y su legado perdurará en las generaciones venideras.
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VINCHOS
Nació el 6 de febrero de 1972 en el distrito de Vinchos.
DETERMINACIÓN
En sus inicios, doña Nicolaza llevaba sus retablos a ferias para venderlas.
FAMILIA
Su dedicación y amor familiar es una muestra de su compromiso.